Pyongyang, 23 de febrero (ACNC) -- El día 20, quedó sometido a la consideración del Consejo de Seguridad de la ONU un proyecto de resolución que recoge la opinión pública mundial de detener tajantemente la matanza de Israel a los palestinos, pero resultó invalidado finalmente por el veto que ha ejercido únicamente EE.UU. Así se conoció con toda claridad el comportamiento hipócrita de EE.UU. que vino orquestando una farsa de doble cara, luego de llevar la región del Medio Oriente al flagelo de guerra, hecho que levantó una ola de maldiciones y condenas más fuertes en la sociedad internacional. Desde el principio del año, el secretario de Estado de EE.UU. realizó una gira por los países del Medio Oriente fingiendo estar interesado en la paz con palabras como "hay que parar el círculo vicioso de violencia" y "se debe proteger a los civiles". Y todo el mundo se puso más aturdido al escuchar directamente en boca de Biden el reclamo por la "tregua". Además, la Casa Blanca publicó hace poco que Biden sostuvo un diálogo telefónico con el premier israelí para exigirle tomar la "medida inmediata y detallada" con el fin de ampliar la ayuda humanitaria consecuente y sostenible a los civiles palestinos en la Franja de Gaza. El objetivo de tal actuación de EE.UU. como "apóstol de paz" reside en calmar la indignación de la sociedad internacional por la operación genocida de Israel contra los civiles palestinos, pero, en lo principal, está en prevenir el aislamiento total de sí mismo en la arena mundial debido a su política de favoritismo a Israel. Históricamente, EE.UU. amparó y alentó con mucha gana las maniobras de los sionistas por la expansión territorial tomando a Israel como brigada de choque en la materialización de su estrategia de dominar el Medio Oriente y vino exacerbando el caos y la inestabilidad de la región usándolos como lacayos. Después de ocurrido el choque armado en la Franja de Gaza en octubre de 2023, suministró a Israel enorme cantidad de armas mortíferas de varios tipos alegando que "éste debe prepararse en lo suficiente para la defensa legítima", y le entregó sin vacilación alguna hasta las informaciones delicadas sobre la Dirección del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (Hamas) y Gaza. EE.UU. está detrás de la tragedia sangrienta de la Franja de Gaza como ha confesado Israel: "todos nuestros misiles, municiones, bombas teleguiadas a precisión, aviones y bombas fueron suministrados por EE.UU." y "Sin EE.UU., no podemos hacer esta guerra". Cuando se alzan las voces en demanda del cese de fuego y el fin de guerra en la sociedad internacional, EE.UU. vino apoyando en lo político y militar los asesinatos de Israel, en contra de la propaganda de sus "esfuerzos por un alto el fuego". Hace poco, aprobó por conducto del senado el proyecto de ley de la ayuda a Israel, valorada en más de 14 mil millones de US$, y ejerció por tercera vez el veto al proyecto de resolución sobre la aplicación de tregua en la Franja de Gaza, planteado esta vez al Consejo de Seguridad de la ONU. En fin de cuentas, volvió a silenciar las demandas de la sociedad internacional de eliminar la crisis humanitaria y terminar la guerra exponiendo a todo el mundo su naturaleza de perturbador de la paz del Medio Oriente y asesino de peor calaña. Todos los hechos muestran claramente que los "esfuerzos por el cese de fuego", que anuncia EE.UU. a bombo y platillo, no pasan de ser una "lágrima de cocodrilo". No se puede disimular por nada la conducta de EE.UU. que impide la solución pacífica del incidente y sigue instigando la carnicería. EE.UU. no puede liberarse de ninguna manera de la responsabilidad de haber generado un baño de sangre y el caos en el Medio Oriente.